POR QUÉ VAN GOGH SE VOLVIÓ LOCO

Lo primero que hay que explicar con respecto a eso de que Van Gogh estaba loco (recordemos su famoso apodo El loco de pelo rojo), es que no es cierto; lo que de verdad sucedió fue que Vincent cayó muy enfermo, tan mentalmente enfermo que acabó suicidándose desesperado. Cierto es que antes de que este mal progresivo se gestara el pintor ya era un tipo de maneras bruscas, tozudo, colérico y bastante antisocial; lo curioso es que una de las cosas que más sorprenden cuando te pones a leer la correspondencia que mantuvo con su hermano en sus conocidas Cartas a Théo, es lo profundamente inteligente que era, lo mucho que pensaba sobre la vida y el gran interés que sentía por la cultura; en especial la literatura (era un lector empedernido) y el mundo de la pintura. Os aseguro que en sus escritos no transmite en absoluto la imagen de un loco.


Si alguien preguntase –Bueno, pero ¿cómo ocurrió? ¿Qué fue lo que le hizo enfermar y sufrir brotes psicóticos?-, la respuesta sería sencilla: Van Gogh se volvió loco por culpa del HAMBRE que pasó durante años; unas veces por falta real de dinero, y otras porque, aunque subvencionado por su hermano Théo que solía enviarle como mínimo 50 francos al mes, Vincent se lo gastaba de forma autodestructiva en tabaco, alcohol, café, prostitutas, lienzos, pinturas y marcos; rara vez compraba comida, y tampoco se planteó nunca, ya instalado en la localidad de Arlés y entregado por completo al Arte, la posibilidad de buscar un trabajo alternativo al de la pintura (con la que no ganaba ni un céntimo) a pesar de las grandes calamidades que sufría.




En el año 1879, tras haber intentado durante casi una década trabajar como galerista de arte, predicador y misionero religioso (trabajos de los cuales fue despedido a causa de su carácter intempestivo), comenzó a dibujar y a formarse como pintor.
En febrero de 1888, Van Gogh abandonó París y su comunidad artística, y se trasladó al sur de Francia, concretamente a Arlés, en donde al principio el propio pintor relataba a su hermano cómo los habitantes del lugar se mostraron recelosos con él a causa de su aspecto desaliñado, llegando a afirmar sobre su conducta que –le miraban como si fuese un loco, un asesino o un mendigo.


Son varias las menciones que Vincent Van Gogh hace en las cartas enviadas a Théo sobre el hambre que pasaba. Como ejemplo transcribo parte de una de ellas en la que habla así de las etapas de ayuno a las que se veía forzado con demasiada frecuencia:
(…)
¿Sabes cuánto me queda para pasar la semana y aún después de 4 días de rígido ayuno? Justo 6 francos. Hoy es lunes, el mismo día que recibo tu carta.
He comido a mediodía, pero esta tarde será preciso que coma un pedazo de pan. Y todo prosigue sin ninguna novedad, sea en casa o con los cuadros. Porque no tengo desde hace por lo menos tres semanas de dónde sacar tres francos…
Si no te resulta muy molesto, no tardes; envíame el luis y la tela lo antes posible. Fíjate si me he encontrado ocupado desde el jueves que, entre ese día y el lunes, he comido dos veces; por lo demás no tenía más que pan y café, que todavía estaba obligado a beber a crédito y que debo pagarlo hoy. Así que, si puedes, no te demores.


A finales del año 1888 Van Gogh sufrió su primer brote psicótico (el que le hizo cortarse el lóbulo de la oreja y casi morir desangrado tras una fuerte discusión con Paul Gaugin) y a principios de 1889 fue de nuevo hospitalizado tras sufrir alucinaciones, lo cual le haría ingresar finalmente en el sanatorio Saint Paul de Saint-Rémy de Provence durante todo un año. Fue en este transcurso de etapas hospitalarias cuando a Vincent le explicaron que su demencia había sido provocada por una descompensación y desaparición en el cerebro de componentes básicos para su buen funcionamiento tales como minerales y vitaminas, hecho producido por la escasa y mala alimentación mantenida en el tiempo.


Si os apetece saber más cosas interesantes sobre este fabuloso artista, disponéis de más publicaciones sobre él en este blog y podéis acceder a ellas através del siguiente enlace
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Fuentes para la elaboración de este artículo: monográfico Vincent Van Gogh
(Colección Grandes Maestros de la Pintura. Ediciones Altaya, S.A. 2001)
libro Cartas a Théo (Edicomunicación S.A. 2002)